¿Para qué viajamos?

Viajamos para conocer el mundo, para adentrarnos en otras culturas, para conocer otras formas de vida, para experimentar de primera mano las cosas que hemos leído o visto en la distancia. Pero independientemente de la razón por la que viajemos, hay algo en común: Salir de nuestra área de confort.

Lo hacemos conscientes de que la experiencia valdrá la pena. Salimos de nuestra área de control al dejar nuestra casa y nuestra comodidad, para recorrer nuevos caminos, probar otras comidas, interactuar con extraños y observar como su vida es tan diferente pero también tan parecida a la nuestra.

Y los viajes no se miden en la distancia ni en su duración. Están los viajes a lugares recónditos del mundo, pero también los viajes a la ciudad de a lado, al barrio que no conocemos en nuestra propia ciudad, el museo que no hemos visitado, la escultura que no hemos visto. El viaje también está en maravillarse camino a nuestros trabajos y ver la misma ruta con ojos de turista.

Viajar es siempre atreverse a salir de nuestro ambiente, y adentrarse en otros que nos dejarán una nueva visión del mundo y de la vida. Nos hará comprender que nuestro mundo es mucho más grande de lo que nos rodea.